Días_lentos
Lo Que Soy

Días lentos

Me gustan los días que transcurren lentos y pesados, los días en que no pasa nada y puedo decidir qué hacer a cada minuto. Esos días en que de verdad soy la dueña y me muevo poniendo conciencia en cada tarea que hago.

Desde que empezó este año he intentado llenar mis semanas con más días de esos, meditada e intencionadamente. Organizo mi trabajo para disponer al menos de un par de mañanas libres en las que poder escribir, y pensar, y leer, y escribir un poco más.

También he simplificado mis ambiciones. Es imposible que en esta vida, por muy longeva que sea —y muchas sabéis que aspiro a vivir cien años—, me dé tiempo a ser todo lo que me gustaría ser, a vivir todas las vidas, a ponerme todos los disfraces. Por eso me despojo de todo lo que no me es esencial y me quedo con lo simple. Con ello diseño mi vida. En esta vida perfecta —por sencilla— que estoy haciéndome a mi medida, hay muy pocas cosas importantes: esta pluma, mis libros, mi hija, vosotras. Observo que cuando aspiro a menos y suelto todo lo que no me vale, no solo camino mucho más ligera, sino que obtengo mejores frutos, más maduros y sabrosos, de aquellas tareas en las que pongo toda mi energía y mi corazón. Cuando os escribo, cuando escribo, os doy lo que soy. Mucho o poco es algo que correo de vuestra cuenta juzgar.

Darme a medias es de las peores cosas que he hecho en mi vida —y tengo unos cuantos cadáveres en el armario—, siempre con el alma dividida, persiguiendo lo que quería y, a la vez, aferrándome a todas esas cosas que no me hacían feliz, ni eran yo, pero que sentía debía querer. Supongo que aún me pesa la conciencia de niña buena y obediente que debe llevar una vida ordenada, decente y respetable, solo que ya no la escucho, porque ella no es yo; y yo, Mariate, la de verdad, me he encontrado por fin y no estoy dispuesta a volver a extraviarme.

Me gustan los días lentos, decía, como este en que os escribo mientras mi hija juega en el suelo del salón y no escucho ningún ruido de fondo. Que se pare el tiempo. Que nos deje vivas.